sábado, 5 de marzo de 2011

TRABAJO PREMIADO

        Este es el relato realizado por Lara que ha obtenido el primer premio en el "III Certamen de Relatos por la Igualdad". Espero que os guste.
¿Mujeres y hombres pueden realizar las mismas profesiones?

     Había una vez una niña llamada Victoria, iba para su casa en el autobús. Ella volvía del colegio, para almorzar. Cuando subió en el autobús se fijó en que el conductor era una mujer. Victoria, se quedó mirándola y pasó a sentarse en un asiento de la última fila. Al sentarse reflexionó acerca de la conductora. Pasó un rato, se acercó a ella y le preguntó algunas cosas. La mujer, le dijo que se llamaba María Jesús y que llevaba poco tiempo trabajando como conductora de autobuses. Victoria estaba sorprendida con todo lo que le contaba aquella mujer.
     Cuando se bajó del autobús fue andando para su casa. Al abrir la puerta, su madre le preguntó qué tal le había ido el día y ella le contestó que muy bien. Victoria, fue a su cuarto para dejar la mochila y bajó a poner la mesa. Su madre notó que estaba un poco rara y le preguntó qué era lo que le pasaba, y ella le respondió que no le pasaba nada. Puso la mesa y empezó a comer. Cuando estaba acabando de comer, llegó su padre, que venía de trabajar. El padre, que se llamaba Pablo, también notó un poco raro el comportamiento de su hija Victoria. Al terminar de almorzar, fue a la sala de estar y cogió el periódico de su padre como hacía normalmente. Subió a su cuarto y se puso a leerlo. Estuvo un rato ojeando las páginas, hasta que encontró una noticia que le sorprendió mucho: ¡la mujer conductora que la había traído de vuelta a casa en autobús salía en el periódico! Siguió leyendo y al llegar al final de la página, vio una entrevista, y la leyó. Se quedó asombrada, y fue corriendo a decírselo a sus padres. Bajó las escaleras a todo correr y buscó a su madre por toda la casa. Cuando la encontró le enseñó el periódico y, viendo que su madre estaba muy sorprendida, le dijo:
-Yo conozco a esta mujer, se llama María Jesús, ha sido la que me ha traído en el autobús de vuelta a casa.
     Su madre se quedó asombrada y le contestó:
-¿Sí? No la conozco de nada, pero me parece muy bien que una mujer pueda ser conductora.
     Victoria, regresó a su cuarto y siguió leyendo el periódico; en una esquina del reportaje, había una crítica que decía:
      Las mujeres no tienen derecho a poder ser conductoras, porque no saben conducir. Los hombres son los que saben hacer todo.
     Ella pensó que eso no se debe decir porque las mujeres también saben hacer cosas. De repente, escuchó que desde la planta baja decían:
-Victoria, baja a ducharte que ya mismo vamos a cenar.
      Bajó al baño y se duchó como le había dicho su madre. Al terminar de ducharse, fue a la cocina y vio que ya estaba la cena preparada. Se sentó y comenzó a cenar. Su madre empezó a hablar sobre lo que le había contado su hija y Pablo, su padre, intervino en la conversación, le dijo a Victoria que qué le parecía a ella la noticia. Ella le contestó que le había resultado un poco raro, ya que no era normal ver a una mujer conduciendo un autobús y su padre le respondió que a él tampoco le resultaba normal, pero que eso era muy bueno porque no solo los hombres pueden realizar esos oficios. Ella, le preguntó que si se podía llevar esa hoja del periódico, en la que salía la conductora, el día siguiente al colegio. Su padre, asintió y Victoria, muy contenta, fue a por las tijeras para recortarlo en su cuarto. Terminó de cenar y fue a su cuarto, lo recortó y lo guardó en su mochila.
     Se acostó muy ilusionada con la intención de enseñárselo el día siguiente a su profesora.
     Al día siguiente, se levantó muy nerviosa, desayunó, se vistió y se subió en el autobús de camino hacia el colegio. Cuando se subió en el autobús, saludó a María Jesús y pasó a sentarse en un asiento de la última fila; se le pasó el tiempo muy lento, mientras que pensaba como iba a reaccionar su profesora. Al llegar, se bajó corriendo y subió muy rápido por las escaleras. Cuando llegó a su clase, 6º B, se sentó en su sitio y esperó hasta que su profesora, que se llamaba Soledad, pero que la llamaban Sol, terminase de saludar a todos los niños. Sol dio una vuelta por toda la clase para ver si todo estaba en orden y al llegar al pupitre de Victoria, ella le dijo que tenía algo muy interesante para contarle. La profesora le preguntó qué era y ella se lo dijo. Sol le contestó que le parecía muy asombroso y que si quería podía salir a la pizarra a exponer el tema. Sacó el papel y fue hasta la pizarra. Todos sus compañeros se quedaron sorprendidos por lo que acababa de contar Victoria. Cuando terminó de leerlo y de exponerlo todo, volvió hasta su pupitre y todos le aplaudieron. La profesora también se quedó pasmada y le dio la enhorabuena. Pasó un rato y cuando todos se callaron, la profesora habló:
-Vuestra compañera Victoria, nos ha traído un reportaje del periódico, que trata de una mujer que conduce un autobús. En la actualidad no es normal que una mujer realice trabajos como este, pero yo pienso que está muy bien. Con motivo de este reportaje, vamos a construir un mural con todas las opiniones y algunos detalles más.
     Todos los alumnos se alegraron porque nunca habían hecho un mural, y Victoria se puso muy contenta.
     De vuelta a casa, como la conductora vio muy contenta a Victoria, le preguntó cuál era el motivo para que estuviese tan contenta. Ella le respondió sacando la foto que salía y le dijo:
-Porque vamos a hacer un mural sobre usted.
     La conductora se quedó mirándola con una cara muy extraña y le dijo:
-¿Sobre mí?
-Sí, sobre usted, porque es una mujer conductora, y es la única que conozco que tiene un trabajo como el suyo.-Le contestó Victoria.
-Yo estoy en la fundación “Yo También”, que se dedica a recoger mujeres que quieren trabajar en algo que normalmente solo hacen los hombres. Entonces, yo me apunté y un día me llamaron para contratarme como conductora, yo acepté y aquí estoy.-Dijo María Jesús.
-¡Qué chulo! A mí me encantaría que las mujeres también puedan trabajar en trabajos como el suyo- Dijo Victoria.
      Se sentó al lado de la mujer y hablaron hasta que Victoria se bajó. Se despidió de ella y se fue.
     Al llegar a casa, su madre le preguntó que había pasado con el papel y ella le dijo:
-Pues vamos a hacer un mural sobre la conductora, poniendo todas nuestras opiniones sobre eso y más cosas. ¡Ah!, ¿a qué no sabes lo que me ha pasado en el autobús? ¡He estado hablando con la mujer y me ha contado un montón de cosas!
-¡Qué bien! Pero por favor, pon la mesa y vamos a comer.- Le contestó su madre.
      Puso la mesa y comieron. Cuando terminó, subió a su cuarto e hizo las tareas. Más tarde bajó a merendar y vio a su padre que también le preguntó qué tal le había ido el colegio. Ella le contestó lo mismo que a su madre. Al terminar de merendar, se fue hacia el baño para ducharse y cenar.
     Se estuvo duchando un rato y cuando terminó fue corriendo a cenar. Más tarde se acostó, para que mañana no tuviese tanto sueño.
     Sobre las tres de la madrugada se despertó sobresaltada, porque había tenido una pesadilla; le costó un poco dormirse, porque no tenía nada de sueño, pero sabía que si no se dormía mañana no se podría levantar. Al cabo de un rato se durmió.
     A la mañana siguiente, se despertó, desayunó y fue corriendo hacia el autobús; volvió a saludar a la mujer y pasó a sentarse.
     Al llegar al colegio, subió corriendo a clase y... ¡Ahí se encontraba la mujer conductora!
     Se preguntó a sí misma, cómo podía haber subido por las escaleras sin que ella la hubiese visto, pero de repente recordó que tal vez podía haber subido en ascensor.
     No estaba solo ella sino todos sus compañeros de la fundación. Se sentó muy ilusionada y vio que su profesora estaba al lado de su pupitre, se rió y le dijo:
-Sé que te ha hecho mucha ilusión que venga toda esta gente, por eso los he llamado.
-Muchísimas gracias, Sol.-Le contestó Victoria.
     Las personas, mayoritariamente mujeres, comenzaron a hablar, decían que venían para decirle a todo el mundo que las mujeres también pueden hacer trabajos como albañil, fontanero, conductor...
     Todos estaban fascinados y se dieron cuenta que no solo los hombres podían trabajar en algunos oficios. Al final de la charla, cantaron una canción inventada por la fundación, que decía que todos podemos realizar algunos oficios.
     Cuando se fueron, todos los alumnos y alumnas de la clase elaboraron un mural y cantaron de nuevo esa canción.
     Al finalizar el colegio, volvió al autobús y María Jesús le guiñó el ojo y Victoria le dio las gracias. Al llegar a casa, se lo contó todo a sus padres y se pusieron tan contentos como ella.

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