martes, 20 de septiembre de 2011

PARA EMPEZAR, UN CUENTO

Durante varios años he sido coordinador de Proyectos de Igualdad y Coeducación. En uno de esos años decidí escribir este cuento para testimoniar mi profundo respeto a las mujeres y para ofrecer mi pequeño homenaje a  esas víctimas de la violencia doméstica que tanto y tanto sufren en silencio

"UN DÍA EN LA VIDA DE UNA MADRE."

Érase una vez una mujer llamada Luisa. Se trataba de una persona muy buena y trabajadora. Tenía unos 38 años. Se había casado con un hombre llamado Rubén. Vivían en un pequeño pueblo del sur de España. Tenían 5 hijos (dos niñas y tres niños). La mayor, Elisa, tenía 9 años y el más pequeño, David, apenas tenía dos años. Un día, Rubén tuvo un accidente cuando recogía aceitunas y perdió un brazo. Ni que decir tiene, que también perdió el trabajo. Desde aquel momento Luisa tuvo que cambiar muchos de sus hábitos. A lo largo de la jornada hacía de todo. Para comprobarlo voy a contaros cómo era un día cualquiera en su vida.


Todo comienza a las 6:30 de la mañana cuando se oye un estruendoso grito: ¡Mamiiiiiii!. ¿Podéis imaginar quién es? Pues claro, David, el pequeño, que todas las mañanas, a esa hora, llama a su mamá para que le dé el “bibi”. Mamá se levanta y le prepara su biberón. Luego, cuando ella puede seguir durmiendo o soñando, la cosa se complica: los ronquidos de su marido no dejan conciliar de nuevo el sueño. A pesar de todo, ella trata de taparse con la almohada y dormir un poco ya que está muy cansada; pero nada, no hay manera. Así que vueltas y más vueltas en la cama


Sobre las 7: 30 suena el despertador. Luisa se levanta y comienza a llamar a Elisa. Elisa tiene un sueño profundo y hay que zarandearla varias veces para que se despierte. Por fin. se levanta y, mientras se lava la cara, su madre comienza a preparar los desayunos. Su marido también se levanta y trata de ayudar, pero su ayuda es escasa debido a su impedimento físico. Ahora, hay que levantar a Alejandra, y a Daniel, y a Rubencito. Además hay que vestirlos y hacer las camas, y lavarlos, y peinarlos, y prepararles las cosas del Cole


A las 8:30 hay que darse prisa para llevar a los niños al Colegio. Después, y sin solución de continuidad, hay que desplazarse hasta el trabajo. Luisa trabaja en una empresa de paquetería y mensajería. Allí el trabajo es intenso. Ella se encarga de distribuir en unos casilleros miles y miles de cartas. La distribución se hace según a qué calle y a qué distrito postal van dirigidas las cartas. A las once hay una pequeña pausa de 15 minutos para desayunar. Luisa aprovecha esta pausa para encargar la compra de la casa en un supermercado, compra que recogerá a las 14:30 cuando finalice la jornada matutina.


Rubén, además de cuidar toda la mañana de David, barre la casa (con una sola mano), compra el pan, recoge a los niños en el colegio, prepara la comida, medio pone la mesa con Elisa y calienta el “potito” de Daniel, “potito” que Elisa tratará de “suministrar” a su hermanito pequeño.


A las tres menos diez, más o menos, Luisa llega a casa. El pequeño está terminando de comer. Los demás están sentados a la mesa. Una vez que han terminado el almuerzo, Luisa cambia a David y lo acuesta. Los demás ayudan a recoger la mesa. Después hay que fregar y “descansar” unos quince minutos. El descanso consiste en orientar las tareas de Alejandra, mientras que su marido ayuda a Daniel a realizar las suyas.


A las cuatro y cuarto hay que salir “pitando”. Empieza la jornada de tarde. De nuevo vuelta a la faena. Es la rutina de cada día. Cartas y más cartas cuyos sobres son leídos, clasificados y dispuestos para su reparto.


A las siete de la tarde acaba el trabajo y Luisa marcha de nuevo a casa. Ahora hay que coser, planchar, preparar la cena y algo de la comida de mañana... Luego viene la hora de bañar a los pequeños/as, de acostarlos, de darles los últimos consejos del día y de “poner una lavadora” Así llegamos a la nueve y media de la noche. Ya queda menos: un rato de charla con Rubén para comentar las incidencias de la jornada, un ratito para el aseo personal, unos minutos de “tele”, luego, a tender la ropa y ... ¡Qué sueño!... A la cama y mañana será otro día. Son más de las once de la noche.


Como habréis podido comprobar, esta madre es una madre multiservicios o una madre todoterreno. Hace de todo: Busca tiempo donde no lo hay. Trata de atender a todos. Cumple su papel de madre y de esposa. Realiza su trabajo con eficacia. No para en todo el día... pero a pesar de todo, ella está contenta de tener una familia y de poder atenderla de la mejor manera posible.


Tanto esfuerzo y tanto cariño puede que tenga su recompensa algún día. Por ahora, ella se da por satisfecha al ver crecer a sus cinco hijos/as y al notar el profundo amor que le tiene su esposo.


Y colorín, colorado... espero que os haya gustado.


Ah, antes de terminar, me gustaría deciros que este cuento tiene poco de cuento y mucho de realidad. Este cuento tiene sus personajes reales, unos personajes de carne y hueso a los que yo, de manera intencionada, les he cambiado nombres y edades.


Sirva como homenaje a toda mujer, sin especificar lo de trabajadora, ya que todas lo son.



Carlos de la Haza Pineda de las Infantas

lunes, 12 de septiembre de 2011

AQUÍ ESTOY.- UN NUEVO ENFOQUE

    



     Bueno, por fin echo a andar de nuevo. He pasado un par de meses de vacaciones en la playa. He conseguido desconectar con todos los antecedentes escolares y ahora, desde mi nueva perspectiva de Maestro jubilado, voy a tratar de reconducir mi Blog de la biblioteca para convertirlo en un lugar de encuentro de los amantes de las Letras. No se trata de profundizar en los campos de la Literatura. No aspiro a convertirme en un líder de entradas. Tan solo quiero conectar con mis amigos y amigas y ofrecer un canal de comunicación que nos permita comentar, reflexionar, debatir o charlar sobre aspectos más o menos relacionados con la Literatura Infantil y con el mundo de las Letras en general. Todos y todas podréis hacer vuestros comentarios, vuestras aportaciones, vuestras sugerencias. Yo estaré muy agradecido a los que se atrevan a participar. Será una prueba de amistad y de reconocimiento mutuo.


     Deciros que el título nuevo con que se presenta el Blog no es un desatino ortográfico, ni un desaire literario; ni, mucho menos, una provocación para que os pongáis a trabajar (A picar) o una invitación para que toméis algún alimento (A pizcar). Obedece, simple y llanamente, a la conjunción de siglas de mis apellidos y mi nombre.


     Sin más preámbulos, con este nuevo enfoque, os envío un saludo de bienvenida a todos/as y os deseo un feliz y fructífero año escolar 2011/2012.


     Para los que ya no sois estudiantes, mis mejores deseos de éxitos en vuestra vida laboral y mi ofrecimiento de estima y amistad.


     Espero vuestros comentarios.
   
                                                                     Carlos de la Haza