jueves, 26 de marzo de 2009

OTRO CUENTO PARA PENSAR

otroemptycuento
Aquí tenéis otro cuento para pensar. espero que os guste y que hagáis los comentarios oportunos.

Hubo una vez en un lugar una época de muchísima sequía y hambre para los animales. Un conejito muy pobre caminaba triste por el campo cuando se le apareció un mago que le entregó un saco con varias ramitas."Son mágicas, y serán aún más mágicas si sabes usarlas" El conejito se moría de hambre, pero decidió no morder las ramitas pensando en darles buen uso.
Al volver a casa, encontró una ovejita muy viejita y pobre que casi no podía caminar."Dame algo, por favor", le dijo. El conejito no tenía nada salvo las ramitas, pero como eran mágicas se resistía a dárselas. Sin embargó, recordó como sus padres le enseñaron desde pequeño a compartirlo todo, así que sacó una ramita del saco y se la dió a la oveja. Al instante, la rama brilló con mil colores, mostrando su magia. El conejito siguió contrariado y contento a la vez, pensando que había dejado escapar una ramita mágica, pero que la ovejita la necesitaba más que él. Lo mismo le ocurrió con un pato ciego y un gallo cojo, de forma que al llegar a su casa sólo le quedaba una de las ramitas.
Al llegar a casa, contó la historia y su encuentro con el mago a sus papás, que se mostraron muy orgullosos por su comportamiento. Y cuando iba a sacar la ramita, llegó su hermanito pequeño, llorando por el hambre, y también se la dió a él.
En ese momento apareció el mago con gran estruendo, y preguntó al conejito ¿Dónde están las ramitas mágicas que te entregué? ¿qué es lo que has hecho con ellas? El conejito se asustó y comenzó a excusarse, pero el mago le cortó diciendo ¿No te dije que si las usabas bien serían más mágicas?. ¡Pues sal fuera y mira lo que has hecho!
Y el conejito salió temblando de su casa para descubrir que a partir de sus ramitas, ¡¡todos los campos de alrededor se habían convertido en una maravillosa granja llena de agua y comida para todos los animales!!
Y el conejito se sintió muy contento por haber obrado bien, y porque la magia de su generosidad hubiera devuelto la alegría a todos

domingo, 15 de marzo de 2009

UN CUENTO PARA REFLEXIONAR



Las 99 monedas


A veces no sabemos ser felices con el nivel económico que tenemos. Aspiramos a tener más, aunque ese más sea "una sola moneda", como ocurre en este cuento de origen indio. Debemos reflexionar sobre el valor relativo de las cosas, tan relativo que es difícil encontrar la frontera entre lo mucho y lo poco.

Había una vez un rey muy triste que tenía un sirviente muy feliz. Todas las mañanas llegaba a traer el desayuno y despertaba al rey cantando y tarareando alegres canciones de juglares. Una sonrisa se dibujaba en su distendida cara y su actitud para con la vida era siempre serena y alegre.
. El rey estaba como loco. No consiguia explicarse como el paje estaba feliz viviendo de prestado, usando ropa usada y alimentándose de las sobras de los cortesanos.Cuando se calmo, llamó al más sabio de sus asesores y le pregunto:
-¿Por qué el es feliz?
-Ah, majestad, lo que sucede es que el está fuera del circulo..
-¿Fuera del circulo?-Así es.
-¿Y eso es lo que lo hace feliz?
-No majestad, eso es lo que no lo hace infeliz.
- A ver si entiendo, estar en el circulo te hace infeliz.
- Así es.
- ¿Y como salió?
- Nunca entró.
- ¿Que circulo es ese?-
El circulo del 99.
- Verdaderamente, no te entiendo nada.
- La unica manera para que entendieras, sería mostrártelo en los hechos.Haciendo entrar a tu sirviente en el circulo.
-¡Eso obliguémoslo a entrar!
- No Alteza, nadie puede obligar a nadie a entrar en el circulo. Si le damos la oportunidad, el entrará solito...solito.
-¿Pero el no se dará cuenta de que eso es su infelicidad?
- Sí se dará cuenta. No lo podrá evitar.
-¿Dices que el se dará cuenta de la infelicidad que le causará entrar en ese ridículo círculo, y de todos modos entrará en el y no podrá salir?
-Tal cual. Majestad, ¿estas dispuesto a perder un excelente sirviente para poder entender la estructura del circulo?
-Sí.
-Bien, esta noche te pasaré a buscar. Debes tener preparada una bolsa de cuero con 99 monedas de oro, ni una más ni una menos. ¡99!
Así fue. Esa noche, el sabio pasó a buscar el rey.
Juntos se escurrieron hasta los patios del palacio y se ocultaron junto a la casa del sirviente. Allí esperaron el alba.
Cuando dentro de la casa se encendió la primera vela, el hombre sabio agarró la bolsa y le pincho un papel que decía: "Este tesoro es tuyo. Es el premio por ser un buen hombre. Disfrútalo y no cuentes a nadie como lo encontraste."
Luego ató la bolsa con el papel en la puerta del sirviente, golpeó y volvió a esconderse.
Cuando el sirviente salió, el sabio y el rey espiaban desde atrás de unas matas lo que sucedía.
El sirviente vió la bolsa, leyó el papel, agitó la bolsa y al escuchar el sonido metálico se estremeció, apretó la bolsa contra el pecho, miró hacia todos lados de la puerta, y se arrimaron a la ventana para ver la escena.
El sirviente había tirado todo lo que había sobre la mesa y dejado sólo la vela. Se había sentado y había vaciado el contenido de la bolsa sobre la mesa. Sus ojos no podían creer lo que veían. ¡Era una montaña de monedas de oro! El, que nunca había tocado una de estas monedas, tenía hoy una montaña de ellas para él.
El sirviente las tocaba y amontonaba, las acariciaba y hacía brillar la luz de la vela sobre ellas. Las juntaba y desparramaba, hacía pilas de monedas.
Así jugando y jugando empezó a hacer pilas de 10 monedas.
Una pila de diez, dos pilas de diez, tres pilas, cuatro, cinco, seis... y mientras sumaba 10, 20,30,40,50,60... hasta que formó la última pila: ¡9 monedas!
Su mirada recorrió la mesa primero, buscando una moneda más. Luego el piso y finalmente la bolsa.
"No puede ser", pensó. Puso la última pila al lado de las otras y confirmó que era más baja.
-¡¡Me la robaron gimió, me la robaron!!
Una vez más busco en la mesa, en el piso, en la bolsa, en sus ropas, vació sus bolsillos, corrió los muebles, pero no encontró lo que buscaba. Sobre la mesa, como burlándose de él, una montañita resplandeciente le recordaba que había 99 monedas de oro, "sólo 99".
-"99 monedas. Es mucho dinero", pensó. Pero me falta una moneda. Noventa y nueve no es un numero completo -pensaba- cien es un numero completo, pero noventa y nueve no.
El rey y su asesor miraban por la ventana. La cara del sirviente ya no era la misma, estaba con el ceño fruncido y los rasgos tiesos, los ojos se habían vuelto pequeños y arrugados y la boca mostraba un horrible rictus, por el que se asomaban los dientes.
El sirviente guardó las monedas en la bolsa y mirando para todos lados para ver si alguien de la casa lo veía, escondió la bolsa entre la leña. Luego tomó papel y pluma y se sentó a hacer cálculos. ¿Cuánto tiempo tendría que ahorrar el sirviente para comprar su moneda número cien?
Todo el tiempo hablaba solo, en voz alta. Estaba dispuesto a trabajar duro hasta conseguirla. Después quizás no necesitara trabajar más.
Con cien monedas de oro, un hombre puede dejar de trabajar. Con cien monedas de oro se puede vivir tranquilo. Sacó el cálculo. Si trabajaba y ahorraba su salario y algún dinero extra que recibía, en once o doce años juntaría lo necesario.
"Doce años es mucho tiempo pensó.
Quizás pudiera pedirle a su esposa que buscara trabajo en el pueblo por un tiempo. Y él mismo, después de todo, él terminaba su tarea en palacio a las cinco de la tarde, podría trabajar hasta la noche y recibir alguna paga extra por ello.
Sacó las cuentas: sumando su trabajo en el pueblo y el de su esposa, en siete años reuniría el dinero.
Era demasiado tiempo!!!
Quizás pudiera llevar al pueblo lo que quedaba de comidas todas las noches y venderlo por unas monedas. De hecho, cuanto menos comieran, más comida habría para vender...
Vender...Vender...
Estaba haciendo calor. ¿Para que tanta ropa de invierno? Para que más de una par de zapatos? Era un sacrificio, pero en cuatro años de sacrificios llegaría a su moneda cien.
El rey y el sabio volvieron al palacio.El sirviente había entrado en el circulo del 99...
Durante los siguientes meses, el sirviente siguió sus planes tal como se le ocurrieron aquella noche.
Una mañana, el sirviente entró a la alcoba real golpeando las puertas, refunfuñando de pocas pulgas.
-¿ que te pasa?- preguntó el rey de buen modo
.-Nada me pasa, nada me pasa.
-Antes, no hace mucho, reías y cantabas todo el tiempo.
-¿Hago mi trabajo, ¿no? ¿Que querría su Alteza, que fuera su bufón y su juglar también?
No paso mucho tiempo antes de que el rey despidiera al sirviente.No era agradable tener un paje que estuviera siempre de mal humor.

jueves, 5 de marzo de 2009

COSMOPOÉTICA 2009



Arranca “Cosmopoética 2009”



El próximo día 16 de marzo arranca Cosmopoética 2009 con un recital de poesía para todos que organiza el Ayuntamiento de Córdoba y coordina la Federación Provincial de Asociaciones de Minusválidos Físicos de Córdoba FEPAMIC

El acto se celebrará en el Palacio de Orive y comenzará a las 20,30 h.

De esta manera, Córdoba volverá a convertirse en capital de la poesía y la literatura en marzo y abril. La ciudad acogerá la que será la sexta edición de “Cosmopoética. Poetas del mundo en Córdoba”, una cita que se ha consolidado a nivel nacional e internacional y que ha convertido a Córdoba en referente poético y literario tras seis años en los que se ha desarrollado una actividad que ha sabido crecer y diversificarse en el campo de las artes, caracterizada siempre por la calidad. Con Cosmopoética, Córdoba es poesía y es cultura. Desde el primer momento se ha perseguido un objetivo: la implicación de la ciudadanía con esta actividad.